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Modalidad de trabajo, modelo de Milan

  • Terapia Familiar 2019.
  • 2 dic 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 7 ene 2020

La estructura bajo las cual se implemento la forma de trabajo del equipo de Milan conformado por Selvini, Boscolo, Checchin y Prata se estableció a partir de su trabajo en el Centro para el Estudio de la Familia que inició su actividad en Milán, Italia, en mayo de 1967, por diversos motivos relacionados con la situación de la psiquiatría en Italia de ese época, de decidió constituir un Centro completamente independiente de las subvenciones y de instituciones públicas.


A partir de 1972, las familias comenzaron a afluir en número continuamente creciente, las familias que solicitaban terapia debían afrontar un gasto proporcional a sus posibilidades, se el equipo de Milán deducía que su motivación se equiparaba con la de los pacientes que solicitan terapia individual. Afrontar un gasto presuponía, en efecto, cierta motivación, salvaguardara la libertad de relación y permitía a los pacientes una actitud crítica frente a los terapeutas, quienes contaban de ese modo con un control útil de los propios errores. Esto constituía un elemento importante, que diferencia el trabajo realizado por el equipo de Milán, del que se realiza, por ejemplo, en un ámbito institucional.



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Consideraciones en la estructura de trabajo


  1. Pareja mixta de coterapeutas: El equipo de Milan considera que una pareja de tereapuetas, conformada por un hombre y una mujer permite alcanzar, sobre todo, un mayor equilibrio "fisiológico" en la interacción entre los dos coterapeutas, y entre éstos y la familia.


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Las parejas terapéuticas no son fijas sino que se intercambian con cada nueva familia en diversas combinaciones, siguiendo el criterio único de hacer que cada uno de los miembros del equipo trabaje siempre durante el mismo número de horas, ya como terapeuta, ya como observador




2.Llamada telefónica como primer contacto: El hecho de que la terapia se inicie con la primera comunicación telefónica es algo sobre lo que toda insistencia será poca. Durante el curso de esta llamada es posible observar y anotar un gran número de fenómenos: peculiaridad de la comunicación, tono de la voz, lamentos, peticiones perentorias de toda clase de informaciones, intentos inmediatos de manipulación para obtener la entrevista en determinados días y horas, operando una inversión de los roles, como si fueran los terapeutas quienes "buscan" a la familia.



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3. El espacio: Las sesiones se desarrollan en una habitación equipada para ese fin con numerosos asientos que ocupen poco espacio, cielo raso aislante y un amplio espejo unidireccional. El micrófono, conectado con el grabador estereofónico de la sala de observación contigua se coloca en el centro de la lámpara. Se informa inmediatamente a la familia acerca de nuestra modalidad de trabajo en equipo. Se explica el uso del micrófono y del espejo unidireccional, detrás del cual, les decimos, se sientan dos colegas que nos ayudan en nuestra tarea y con quienes nos reunimos para discutir antes de dar por finalizada la sesión.


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4. Estructura de las sesiones: Cada sesión se desarrolla regularmente en cinco partes


  • La presesión: los terapeutas se reúnen en equipo para leer la ficha, si se trata de la primera sesión, o el acta de la sesión precedente, en caso de sesiones sucesivas.


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  • Sesión de duración variable: generalmente de cerca de una hora, los terapeutas conducen el coloquio con la familia. Durante la sesión los terapeutas solicitan cierto número de informaciones y se interesan no sólo por los datos concretos sino también por el modo como se suministra tal información, como índice del estilo interaccional de la familia.


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Las familias de las que nos ocupamos aquí, por ejemplo, mientras tratan de dar el más bajo nivel posible de información concreta y orientadora, no pueden evitar mostrarnos claramente sus peculiares modalidades de comunicación. El comportamiento de los terapeutas tiende a provocar interacciones entre los miembros de la familia, de quienes se observan las secuencias, los comportamientos verbales y no verbales, y las eventuales redundancias indicativas de reglas secretas. Los terapeutas se abstienen tanto de revelar a la familia los fenómenos observados, como de emitir valoraciones y juicios. Retienen todo, como guía para la intervención final.


  • Discusión de la sesión; Los terapeutas y los observadores discuten la sesión y deciden cómo concluirla.

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  • Conclusión de la sesión: Los terapeutas vuelven para la conclusión de la sesión, que consiste generalmente en un breve comentario o en una prescripción. Ese comentario y esa prescripción se estudian para que resulten paradójicos, con raras excepciones a las que nos referiremos a continuación. En cambio, al cierre de la primera sesión, los terapeutas se pronuncian en primer lugar sobre la oportunidad o no de un tratamiento psicoterapéutico. En caso afirmativo, y con la aceptación de la familia, se acuerdan los honorarios y se fija el número de sesiones



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  • El acta de la sesión: después de despedirse de la familia, el equipo se reúne nuevamente para discutir las reacciones observadas al cierre de la sesión, formular previsiones y redactar finalmente un acta de la sesión, donde se sintetizan sus elementos esenciales. Si hubo interacciones 19 PARADOJA Y CONTRAPARADOJA excepcionalmente importantes, se transcriben textualmente. En caso de duda, se vuelve a escuchar la grabación



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Referencias: Selvini-Palazzoli, M., Cecchin, G., Prata, G., & Boscolo, L. (1991). Paradoja y contraparadoja. Barcelona, España: Paidos Ediciones


Elaboró: Anaid Alonso

 
 
 

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